sábado, 28 de enero de 2012

Holocausto Bajo la Lupa -"The Holocaust under the magnifying glass"


Señoras, Señores, hipotéticos lectores de este pequeño blog revisionista.

Queremos comunicarte que necesitamos de tu apoyo en la difusión de este material de vital importancia. Lo úico que Usted tiene que hacer es bajar la versión PDF del libro en cuestión y difundirlo a través de la red. También puede difundir este vídeo, a quienes Usted considere pertinente.

La mentira es el punto débil del enemigo, sólo descubriéndola, mostraremos la verdad a un mundo dormido para propiciar una gran revolución que acabará con los enemigos de nuestras naciones,

Unete a la causa...es tiempo de actuar...

Atentamente:

El revisionista.




Aquí tenemos a bien postear el link de bajada directa del libro en cuestión:




jueves, 14 de octubre de 2010

ZietGeist Adendum

Los financistas de Fidel...los dueños de la Federal Reserve...El Judio Internacional...

Es hora de la verdad...




Cyrus Eaton...magnate Judío, dueño de media "Las Vegas" es patrocinador del comunismo cubano y de Fidel...

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Holocausto?

Esto si que es importante. A todos los Kamaradas... la V-irgen esta en el V-aticano... Todavía. Debemos coadyuvar al resurgimiento del verdadero catolisismo.

Hacia el Infinito y más Allá!!!




El Judaismo Internacional, el banquero usurero, es amigo de Fidel... Recuerdenlo!

Fidel es un vendido al Judaismo Satánico.

Viva la Iglesia Católica!!!

jueves, 26 de febrero de 2009

¿Qué pasa con EEUU? 2° Parte.

LA FUERZA NUMERO DOS ESTABA DESARTICULADA

Con la desaparición sucesiva de sus líderes, Patton, Forrestal, MacArthur, McCarthy y de numerosos generales que fueron retirados del mando, la Fuerza Número Dos se hallaba desarticulada en el periodo en que Cuba fue entregada al comunismo. La infantería de esa fuerza seguía siendo la mayoría de los ciudadanos, pero estos sólo pueden actuar en el momento de las elecciones. Y en la elección de Eisenhower sufrieron el colosal engaño de haber creído que elegían a un caudillo anticomunista.

Sin embargo, los acontecimientos de Cuba hicieron renacer la inquietud de varios sectores y el Senado inició una investigación. El 30 de agosto de 1960 el ex embajador Smith fue llamado a declarar. Dijo que Castro Ruz nunca ganó una batalla militar; que sólo realizó actos terroristas; que de haber sido imparcial Estados Unidos, Batista hubiera entregado pacíficamente el poder al presidente electo Rivera Agüero; que Estados Unidos influyó para que los militares y líderes obreros cesaran su apoyo a Batista; que la prensa americana apoyó a Castro; que la prohibición de venderle armas a Batista fue devastadora psicológicamente. "Sin los Estados Unidos -agregó-, Castro no estaría hoy en el poder. Más claramente no lo puedo decir".

El embajador en México, Robert C. Hill, rindió después una declaración semejante.
Emb. Robert C.Hill

Entre tanto, la URSS ya había enviado a Cuba grupos de expertos para organizar a la policía secreta y formar los cuadros de las nuevas milicias adoctrinadas en marxismo. A esos expertos les seguiría luego una brigada de combate de tropas soviéticas, que seria la "élite" para consolidar a Castro. Los depósitos bancarios superiores a diez mil pesos fueron confiscados. Se decretó la nulidad de la moneda en circulación a fin de dejar sin ahorros a quienes los tenían en su casa; se estableció la educación anticatólica; se prohibieron los colegios particulares; se empezó a montar el sistema de racionamiento; se suprimió la libertad de información; se abolieron las elecciones; se puso fin a la "autonomía universitaria"; se disolvieron los sindicatos y se convirtió en delito el paro o la huelga. Los brotes de descontento fueron ahogados en sangre. El más leve acto de oposición costaba cárcel por tiempo indefinido.

Ante la evidencia de todo eso, Eisenhower se cubrió las espaldas mediante la ruptura de relaciones con Cuba. El presidente de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, de México, licenciado Emilio Sánchez Piedras, declaró en la Cámara: "En este instante crítico para la hermana República de Cuba, cuando parece ser que nuestro vecino del Norte cierra las puertas de la amistad y comprensión frente a los anhelos del pueblo cubano de vivir en la libertad, y en la independencia económica, nosotros, los representantes del pueblo de México, le reiteramos al pueblo cubano la misma actitud de solidaridad y le volvemos a decir que estamos ciertos que su derecho a vivir en la justicia social y en la libertad económica habrán de prevalecer" (Julio 8 de 1960). Evidentemente nosotros estábamos alineados con la Fuerza Número Uno.
Emilio Sanchez Piedras

OPORTUNIDAD FAVORABLE PARA LA FUERZA NUMERO DOS

En noviembre de ese año de 1960 hubo elecciones presidenciales en Estados Unidos. Por los republicanos jugó Richard Nixon, nacionalista y combatiente contra el comunismo. Por los demócratas jugó John F. Kennedy, un joven apuesto, ex marino en la guerra contra el Japón, condecorado con la Medalla de la Marina y el Corazón Púrpura. En enero de 1961 se convirtió en el primer presidente católico de Norteamérica.

John F Kennedy
Kennedy tenía influencia izquierdizante por parte de su padre, que fue servidor de Roosevelt, y además sus adversarios y hasta sus partidarios le habían hecho aceptar a procomunistas radicales en su Gabinete, como Wiesner, miembro del "pugwash" y partidario de hacer concesiones a Moscú; McNamara, Averell Harriman, Abraham Ribicoff, Arthur J. Gotdberg, Douglas Dillon, Walt Withman Rostow, Adlai Stevenson, Orville Freman, james M. Landis, Adam Yarmolynsky, Eugene Ghirona Fubini, Abb Schwarts y Arthur Schlesinger, quien afirmaba que no se debía combatir al comunismo, ni tratar de cambiar los regímenes en países ya comunizados.
Joseph Kennedy y Roosevelt 1938

Además, Kennedy llevaba como vicepresidente a un adversario suyo, Lyndon Baynes Johnson, particularmente roosveltiano, hijo de Samuel Elias Johnson y de Rebekah Baynes.

Aunque izquierdizante, oportunista y con ese equipo nada nacionalista, hay muchas evidencias de que Kennedy veía con desagrado lo que sucedía en Cuba y estuvo inicialmente de acuerdo en que pilotos cubanos refugiados en Estados Unidos, con todo y aviones, participaran en una invasión que cubanos con base en Guatemala y Nicaragua se proponían realizar en la Isla. Sin embargo, en el último momento titubeó y cedió a presiones de altos colaboradores suyos, por lo cual canceló el permiso para que los aviones salieran desde territorio americano.














Los presuntos libertadores quedaron sin apoyo en el momento del desembarque, en Playa Girón (Bahía de Cochinos), y fueron muertos o capturados (abril de 1961). Castro Ruz afianzó más su dominio y exigió y obtuvo un rescate de 53 millones de dólares, en mercancías, por libertar a 1.179 prisioneros. El prestigio de Kennedy se vio sensiblemente herido. Castro pudo declarar ufano: "Cuba se siente con derecho a promover la Revolución en América latina" (10. de mayo de 1961).

Una nueva y más grave crisis se planteó el año siguiente, en octubre de 1962, cuando Kennedy denunció que 105 soviéticos estaban construyendo emplazamientos de cohetes atómicos en Cuba y exigió que fueran retirados. Los emplazamientos apuntaban hacia el sur de Estados Unidos cosa que provocó alarma y algunos habitantes empezaron a huir hacia el norte.
Armas sovieticas rumbo a cuba

¿Kennedy sufrió un sacudimiento positivo?.. ¿Vio en ese suceso la oportunidad de recuperar prestigio?.. Quién sabe, pero el hecho es que dio algunos pasos decididos.

Robert Kennedy -quien había hecho méritos para ubicarse entre los radicales del harvardismo y de la "integración racial" -refiere en sus Memorias que el día en que la crisis era más grave vio que su hermano estaba cansado, bajo una gran presión, pero resuelto a invadir a Cuba.

La base de Guantánamo ya había sido reforzada y navegaban cerca de la Isla cuarenta barcos de guerra con tropas de desembarque.

Ese día se hicieron veintenas de llamadas telefónicas a toda Iberoamérica, comunicando el peligro de que en Cuba se montaran armas nucleares y la determinación de destruirlas. The New York Times" se quejaba de que era una decisión "unilateral", como si pudiera ser de otro modo.







João Goulart








Presidente Janio Quadros

El presidente mexicano López Mateos regresaba de Filipinas y su avión hizo una escala en Hawai, donde dos generales americanos le comunicaron lo que estaba ocurriendo. López Mateos no hizo objeciones a la invasión. Argentina ordenó el envío de dos barcos de guerra al Caribe, en apoyo a Estados.Unidos; Costa Rica se mostró Conforme; sólo Brasil-bajo el régimen prosoviético de Quadros y Goulart- comentó que Cuba tenía el derecho a darse el régimen de gobierno que quisiera. El general Maxwell Taylor, Jefe de los Estados Mayores Conjuntos, y el general Walter C. Sweeney, comandante de la Estrategia Aérea, aconsejaban a Kennedy que se lanzara un bombardeo previo a la invasión, con 500 "despegues", para arrasar las plataformas de misiles y neutralizar la artillería soviética a cargo del general Igor Statzenko.

Robert, hermano de Kennedy, escribió en sus Memorias: "Nuestra lucha contra el comunismo es algo más que la supervivencia fisica; es, esencialmente, nuestra herencia y nuestras ideas, y eso no podemos anularlo".

En contra de la opinión de los asesores militares, otros allegados a Kennedy presionaban para disuadirlo, entre ellos el ex presidente Eisenhower, y particularmente el Secretario de la Defensa, MacNamara, quien decía que bastaba con evitar que los barcos soviéticos que transportaban cohetes llegaran a Cuba, para lo cual convenía declarar una "cuarentena", especie de "bloqueo selectivo".
Kennedy estaba tan resuelto a invadir Cuba que te recordó al embajador soviético Adjubei que los americanos no habían intervenido cuando la URSS invadió Hungría, y que los soviéticos no deberían intervenir en la inminente invasión americana de Cuba.

Entonces ocurrió el anunció de Krushchev, de que se llevaría sus cohetes y se desmontarían los emplazamientos. El oso soviético no era tan bravo como parecía... El jefe de la ONU, UThant, viajó a Cuba y el general Statzenko reiteró que los cohetes ya estaban siendo retirados, cosa que la aviación americana comprobó.

Los cubanos hicieron burla del asunto, y según refiere el periodista Hernán Uribe, de "Excelsior", se popularizó el estribillo de "Nikita; Mariquita, lo que se da no se quita"...

Nixon refiere que el general MacArthur calificó a Kennedy de "tonto" por no haber consumado la invasión, pero que estaba convencido de que al final Kennedy liberaría a Cuba. "Ahora no es el momento, pero más tarde deberá hacerlo y lo hará", decía el general.

En efecto, hay indicios de que Kennedy siguió alentando la idea de la invasión y de que resolvió postularse para un segundo periodo contrariando a sus consejeros.

Le decían que se corría el riesgo de que el Partido Demócrata perdiera el poder tan penosamente conquistado, pero él alegaba que liberando a Cuba, en víspera de las elecciones, tendría asegurado el triunfo.

Significativamente, Kennedy se postuló de nuevo con mucha anticipación, casi en forma sorpresiva, e inició su gira de propaganda en noviembre de 1963. En Miami habló ante los cubanos exiliados y prometió que esa bandera -la cubana ahí presente- ondearía pronto en Cuba liberada. De Miami se fue a Dallas, donde fue muerto el día 22 del mismo mes.

Lee Oswald disparó contra Kennedy, aunque se afirma que hubo otro tirador quien realmente le dio el tiro mortal. La policía buscaba a Oswald; un patrullero le marcó el alto y Oswald lo mató, después de lo cual fue a esconderse en un cine, donde finalmente lo capturaron. Al dia siguiente había empezado a declarar, pero hubo orden de cambiarlo de prisión y cundo lo conducían por un pasillo fue asesinado por el letón Jacob León Rubinstein, quien tiempo después murió de cáncer. (Así fueron siendo "silenciados" otros presuntos implicados en el crimen).

El hecho de que las investigaciones fueran sacadas de la jurisdicción de Texas y monopolizadas por Eari Warren, miembro del grupo Roosevelt-Eisenhower-Johnson, dejó una sombra de sospechas. El senador Fesnterwald llegó a decir que el verdadero motivo de esa maniobra fue proteger a quienes se hallaban detrás del asesino. También se ha hablado mucho de que no fueron accidentales las muertes de 17 personas que en alguna forma sabían algo acerca de Oswald, de su estancia en Moscú, de su planeada huida a Cuba, de Rubinstein, el silenciador" de Oswald, etcétera.

Tiempo después el senador Robert Kennedy también fue asesinado en forma que tampoco ha sido aclarada. Se afirma que sabía mucho acerca de la muerte de su hermano y que pensaba revelarlo.

Respecto al otro hermano, Edward, todavía en 1984 se publicó que también tenía datos valiosos, pero que estaba acobardado y que por eso siempre hablaba en favor del comunismo.

¿La muerte de Kennedy era necesaria para conservar la base comunista de Cuba y para que no se interrumpiera el programa que luego se siguió en Centroaméríca?

Con Johnson, como sucesor de Kennedy, Castro Ruz se sintió ya más seguro. El viraje fue tan considerable que en esa época McNamara -como Secretario de la Defensa- redujo unilateral mente el programa nuclear americano y permitió que la URSS "avanzara para alcanzamos", según dice el ex presidente Nixon ("La verdadera guerra").

Robert Mcnamara

Rockefeller visitó en Moscú al dictador Krushchev y declaro: "Ha sido una de las conversaciones más interesantes que he celebrado en mi vida. Nos conocemos bien. Hace tiempo que tenemos la costumbre de trabajar juntos". La Cúpula Financiera estaba ampliando su crédito a la URSS, con un interés menor que el vigente para los ciudadanos americanos, y patrocinando un complejo plan para propiciar las exportaciones soviéticas.

Rockefeller y N.Krushef


Y quizá porque los militares habían estado de acuerdo en el plan de invadir a Cuba, el Departamento de Estado propició la producción de una serie de películas en contra de ellos, como "Siete días de mayo", y otras en que se les presentaba como locos enemigos de la URSS.

CASTRO RUZ BAJO MÚLTIPLE PATROCINIO

El comunismo asentado en Cuba tiene como madre a la URSS y como padre a la Fuerza Número Uno de Estados Unidos, aunque para fines publicitarios prefiere negar al padre. Evidentemente en Cuba convergen diversas fuerzas protectoras que no han podido ser removidas por los electores norteamericanos ni por el repentino cambio de Kennedy, ni por tos presidentes Nixon y Reagan. No es la remota fuerza militar soviética, ni las milicias cubanas lo que impide liberar a Cuba. El apoyo más fuerte lo recibe de Washington. Es falso que la liberación de Cuba encendería una guerra nuclear universal. La URSS no lucharía a 15.000 kilómetros de sus bases, y así lo demostró en la crisis de los cohetes en 1962. Pero el presidente americano que tocara a Cuba se expondría a represalias procedentes de su mismo campo. Ya fuera una crisis económica, un Watergate o un asesinato.

¿Y en cuanto a la Iglesia, cuyo poder espiritual está presente en todo el mundo?.. Aquí se toca un punto doloroso para todo católico. Durante la lucha terrorista del castrismo hubo sacerdotes y monjas que simpatizaban con Castro, pero eran minoría. Algunos lo hacían de buena fe, movidos por una bondad fuera de lugar. Bien pronto Castro Ruz evidenció su odio anticristiano.

En consecuencia, y después de agotar gestiones privadas, el 8 de mayo de 1960 los obispos cubanos firmaron una pastoral condenando al comunismo y empezaron a hablar en los templos acerca de la situación de Cuba. Las represalias fueron inmediatas.

El joven poeta Armando Valladares, empleado en el Ministerio de Comunicaciones, no ocultó su discrepancia con el comunismo, ni su fe religiosa, por lo cual se le acusó de "contrarrevolucionario" y estuvo preso 22 años. Ahora, en el exilio, dice en su libro "Contra toda esperanza": "El 26 de junio de 1961 el vapor Marques de Comillas llegaba al puerto de La Coruña, España, con cientos de religiosos y sacerdotes expulsados de Cuba. El 17 de septiembre de 1961 Castro desterró a otros 136 sacerdotes católicos. La agresividad del gobierno cubano indudablemente que tuvo un efecto decisivo, porque desde entonces la actitud de la Iglesia católica en Cuba dio un giro de 180 grados. El artífice de las nuevas relaciones de colaboración lo fue Monseñor Cesar Zacchi, embajador del Vaticano en la isla, que se estrenó declarando que Cuba era pagana antes de la revolución y creyente con el comunismo".

La visita a Cuba comunista del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede, entre el 21 y el 26 de febrero pp., provocó malestar e indignación entre los fieles católicos de la isla y del destierro. Añadió el jefe de la diplomacia vaticana, de manera chocante, que "Cuba es la prueba de que el diálogo, si es sincero, siempre da frutos", pareciendo olvidar la advertencia evangélica de que un árbol malo jamás puede tener buenos frutos (S. Mateo 7, 18). Y no perdió la oportunidad de elogiar a monseñor Cesare Zacchi -nuncio apostólico durante los primeros años de la revolución comunista, tristemente célebre por su colaboración con el régimen, quien llegó a referirse a Castro como "un hombre con profundos valores cristianos"

Agrega que la juventud cubana llenaba las iglesias, como un modo indirecto de protestar contra Castro, y entonces apareció una carta pastoral (aunque no firmada por todos los obispos)¡ en la que se pedía al pueblo que "se esforzara trabajando para ayudar a la revolución a sacar a Cuba del subdesarrollo", sin aludir para nada a la dolorosa situación que padecía el país. El régimen conocía de antemano el contenido de la pastoral y envió grupos a que la aplaudieran en los templos.

"Los jóvenes católicos -dice Valladares- no podían dar crédito a lo que escucharon aquella mañana.

Exclamaciones de indignación y discusiones violentas se produjeron en algunos templos". Hubo sacerdotes que no quisieron dar lectura a la pastoral.

Entretanto, "el Nuncio del Vaticano aparecía fotografiado con Castro en fiestas y reuniones y seguía haciendo declaraciones. En una de ellas pedía a los jóvenes que ingresaran en las milicias comunistas para ayudar a Castro a defender la revolución de una agresión enemiga...

El colmo de todas aquellas declaraciones de monseñor Zacchi fueron las de que Castro era un hombre con profundos valores cristianos".

Con motivo del nuevo año de 1968, monseñor Zacchi ofreció una recepción en el palacio de la nunciatura apostólica, en La Habana, a la que invitó a Fidel Castro y se publicaron fotos de ambos, en amable camaradería. También estuvo presente monseñor Azcárate, obispo de Camaguey, y el delegado apostólico en el Canadá, monseñor Emmanuelle Clarizio. Cuando éste pasó por México, de regreso a Canadá, dijo que la religión era respetada por el gobierno de Castro Ruz.

En junio de ese mismo año, monseñor Zacchi declaró: "La Iglesia debe adaptarse a todos los regímenes... La Iglesia se ha dado cuenta de que la Revolución es irreversible. En esa situación establecida, la Iglesia ha debido empezar a pensar en su inserción dentro de la nueva sociedad... Por supuesto que Castro no es cristiano, ideológicamente; se ha declarado marxista leninista, pero yo lo considero, éticamente, un cristiano" (Declaraciones publicadas por la prensa mundial, no desmentidas). Monseñor Zacchi solía ir los domingos a la fiesta castrista del "corte de caña", en la que tantos cubanos participan como trabajadores cautivos.

A raíz del vuelo de un cosmonauta soviético, la revista "Verde Olivo" comentó que dicho vuelo arruinaba "el negocio del mito de Oíos al demostrar que éste no existe". Ser católico se convirtió en un obstáculo para cursar altos estudios o aspirar a un puesto público. Desde el primer año de primaria se inculcó el desprecio a todo sentimiento religioso.

Sin embargo, la Carta Pastoral que los obispos cubanos publicaron el 27 de abril de 1969 atribuye todas las penalidades de Cuba al "bloqueo establecido por Estados Unidos". La verdad es que jamás ha habido "bloqueo". Norteamérica no comercia directamente con Cuba, pero ésta lo hace con todo el mundo y recibe mercancías americanas a través de terceras manos.
HOTEL RIVIERA-Cuba

Valladares cita nombres de sacerdotes golpeados y presos, que no recibieron apoyo de monseñor Zacchi. Por el contrario, los atropellos eran minimizados. "Jamás se logró ya que la Iglesia Católica cubana levantara su voz para denunciar los crímenes o para pedir que cesaran los fusilamientos. No fue en aquella época sólo la Iglesia del silencio, sino algo más: fue la Iglesia de la complicidad". Palabras terribles, pero avaladas por hechos. Al llegar Castro Ruz al poder había 700 sacerdotes en Cuba. En 1984 sólo quedaban 116. Según la revista soviética "Ciencia y Religión", de enero de 1984, en 1960 el 89% de los cubanos eran católicos, yen 1984 el índice había bajado al 52%. Aun suponiendo que ésta (1 Itima cifra no sea la real, es evidente que la juventud cubana ha sido alejada de sus hogares y sometida a un persistente adoctrinamiento comunista en las escuelas y en los campos de trabajo, y esto debe tener su efecto.

Al llegar Castro al poder desconfió de los masones, a pesar de que había recibido ayuda de ellos; consideró que en muchos casos sólo eran partidarios de la "fraternidad" o buscadores de buenos puestos. En cambio, tuvo plena confianza en las organizaciones israelitas. De ahí la influencia de Fabio Grobart, militante de la Sección Hebrea de La Habana, al que se le nombró miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Abraham Simchovitch; judío polaco, es Fabio Grobart


El hombre de pequeña estatura, ya anciano, es Fabio Grobart y le corresponde presentar en el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba celebrado en 1975, a su primer secretario.

La Casa de la Comunidad Hebrea, a cargo de Marcus Matterin, presidida por Boris Jarosvic, ha gozado de prerrogativas. Jaime Savusky fue acogido como redactor en el diario oficial "Granma"; Alfredo Yabur, como ministro de Justicia; Leví Farah, como alcalde de La Habana; José Esquenazi, como jefe de la Empresa Cubana del Petróleo, etcétera.

Muchas cosas justifican la declaración que el Congreso Judío Mundial hizo el 20 de diciembre de 1961:

"Estamos satisfechos porque el régimen cubano en el poder está dedicado a suprimir toda forma de discriminación racial".

Igualmente significativa fue la declaración del doctor lev Katz, editorialista del diario hebreo "Haaretz", invitado a las fiestas del 26 de julio de 1964: "Espero en América un cambio similar al ocurrido en Cuba".

¿Cuba vive ya "La hora de la gran desolación"? ...

viernes, 20 de febrero de 2009

Cuba y EE.UU ¿Enemigos?

Extracto del libro "¿Que pasa con EE.UU.?" Salvador Borrego E.

CAPITULO IV

Cómo Eisenhower entregó Cuba
CUBA ERA ALIADA DE NORTEAMERICA

Cuba llamó la atención de un influyente grupo de políticos norteamericanos desde principios del siglo pasado. El presidente Jefferson declaró en 1805 que era necesario que Estados Unidos tomara posesión de Cuba (que todavía era colonia de España). En la segunda mitad del siglo el líder republicano Henry Cabot Lodge decía que "la isla de Cuba llegará a ser una necesidad para nosotros".

A fines del siglo pasado, el "New York Journal", de Hearst, puso a Cuba en el primer plano de la atención en Estados Unidos. Secundado por otros diarios, agitó a la opinión pública y como consecuencia el acorazado "Maine" fue enviado a La Habana "para proteger a los súbditos norteamericanos". El senador Hanna se oponía a intervenir en Cuba, lo mismo que un gran sector de ciudadanos, pero en eso el "Maine" hizo explosión y con este motivo Estados Unidos declaró la guerra a España (1898).

Cubanos insurgentes y norteamericanos vencieron a los españoles. "Fue una pequeña guerra maravillosa", escribió después el Secretario de Estado, John Hay, mediante la cual Cuba fue independizada de España, aunque quedó sujeta a la tutela de Estados Unidos mediante la Enmienda Platt, que le daba potestad a la Casa Blanca para intervenir en los asuntos internos de Cuba a fin de asegurar un gobierno capaz de proteger vidas y haciendas".

Aunque dicha enmienda se derogó en 1934, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos siguieron siendo muy estrechas y cordiales. El presidente Fulgencio Batista fue uno de los primeros gobernantes que alineó a su país al lado de Norteamérica durante la Segunda Guerra Mundial, en la que cooperó con materias primas y bases. Como Roosevelt llevaba gran amistad con Stalin (al que se refería amablemente como "el tío Joe"), Batista permitió que operara en Cuba un Partido Comunista y le dio en su gobierno dos puestos oficiales.

Sin embargo, más tarde, cuando ya se hablaba de "guerra fría" entre Washington y Moscú, Batista promulgó la ley 1170, que prohibía el partido y la propaganda comunista. Esto parecía muy lógico, pues Roosevelt ya había muerto y en su lugar gobernaba Eisenhower, que verbalmente parecía tan opuesto a la URSS.

Durante la conferencia de presidentes de Panamá (1-4-1961), Batista los exhortó a ya no seguir posponiendo la lucha contra la infiltración marxista en Iberoamérica.

O sea que había plena colaboración de Cuba con la política estadounidense, por lo menos con lo que parecía ser esa política, y en esto Batista creía proceder con diplomacia y lógica.

CON PREMEDITACIÓN Y ABRUMADORA VENTAJA

Pero la amistad cubana ya no era correspondida por los altos funcionarios de Washington. El embajador americano en la Habana, Arthur Gardner, fue retirado precisamente porque llevaba amistad con Batista, y sustituido por Earl T. Smith, teniente coronel durante la segunda guerra mundial.

Según refiere Mr. Smith en sus Memorias tituladas "El cuarto piso", el Departamento de Estado le indicó que antes de salir a La Habana obtuviera orientaciones generales de Herbert Matthews, periodista de "The New York Times" (En el 4o. piso del Departamento de Estado se conduce la política americana para Iberoamérica. A "The New York Times" se le considera portavoz oficioso del Departamento de Estado y del Consejo de Relaciones). Robert C. Hill, embajador americano en México, le dijo a Mr. Smith: "Te envían a Cuba para presidir la caída de Batista. Se ha tomado la decisión de que Batista tiene que desaparecer".

El nuevo embajador fue entrevistado por la prensa cubana y le preguntaron su opinión sobre el comunismo, a lo cual contestó que era satisfactorio que Cuba hubiera roto relaciones con Moscú y suprimido el Partido Comunista.

"Tengo la seguridad de que el pueblo cubano es demasiado inteligente para prestar ninguna atención a las mentiras y falsas promesas de los comunistas o para dejarse engañar por ellos" (24 de julio, 1957). Según datos fidedignos que tenía la Embajada y el FBI, en Cuba había diez mil comunistas y tal vez 20.000 simpatizantes, en una población de ocho millones de habitantes. Ni siquiera el medio por ciento. No parecían ser un problema.

En ese año, 1957, la economía de Cuba era próspera y la población tenía uno de los más altos niveles de vida, dentro de los países iberoamericanos. Aunque había opositores al régimen, todo parecía marchar bajo control y Batista terminaría su periodo constitucional de gobierno 18 meses más tarde. Dentro de ese panorama figuraba un episodio relativamente desagradable. En diciembre del año anterior (1956) habían desembarcado, cerca de Nicaro, 83 guerrilleros, que se remontaron a la escarpada Sierra Maestra, con alturas hasta de dos mil metros.

El grupo lo encabezaba Fidel Castro Ruz, quien tres años antes había sido el director intelectual de un ataque al cuartel cubano de La Moneada, en el que murieron varios soldados. En aquella ocasión fue capturado y condenado a 15 años de cárcel, pero monseñor Pérez Serantes abogó por él y Batista le concedió el indulto.

Castro se trasladó entonces a México, donde reunió un grupo de guerrilleros, y luego zarpó de Tuxpan bajo la tácita protección del gobierno de Ruiz Cortines, y regresó a Cuba para remontarse a la abrupta Sierra Maestra.

Batista refiere: "El grupo de Fidel pudo ser aniquilado rápidamente. Pero razones humanitarias y escrúpulos democráticos, y el clamor de una parte de la opinión pública lo impidieron... Después del desembarque la Guardia Civil los dispersó y el Ejército podía en seguida haberlos exterminado... pero a las pocas horas distintas clases sociales, dignatarios religiosos y la casi totalidad de la prensa cubana pedían al gobierno que se suspendiera la acción militar. Accedimos y se lanzaron volantes desde el aire anunciándoles el perdón a los expedicionarios que se presentaran a las autoridades" ("Respuesta", Fukjenio Batista, 1960).

Esa tregua fue gestionada particularmente por el cardenal Arteaga, quien creía que todo podía terminar en forma pacífica, según dice el líder cubano Eduardo Suárez Rivas en su libro "Un pueblo crucificado". Por su parte, el ex embajador Smith dice que investigó los antecedentes de Castro Ruz y que había pruebas de que era un terrorista. Lo sabían perfectamente en el Departamento de Estado, desde 1948 en que Castro participó en el sangriento motín de Bogotá. El subsecretario Roy Rubottom tenía amplia información. Además, el FBI, el embajador americano en México (Robert C. Hill) y otras fuentes comunicaron al Departamento de Estado que Castro Ruz era comunista. Estos reportes "llegaron a la cumbre misma", según declaraciones de los embajadores Gardner y Smith. Pero eso no pareció preocuparte al Departamento de Estado, ni al presidente Eisenhower.

En los primeros meses la guerrilla no dio señales de vida. Algunos hasta pensaban que se había disuelto. Luego estalló un bombazo publicitario, a escala internacional, cuando "The New York Times" publicó una entrevista que Hebert Mathews le había hecho a Castro Ruz en plena sierra, presentándolo como un adalid de la democracia, "redentor de los oprimidos". A continuación la Columbia Broadcasting Sistem difundió por todo Estados Unidos una filmación hecha en la Sierra Maestra, en la que Castro Ruz aparecía como devoto de la Virgen del Cobre, lo cual era "pose", ya que luego se confesaría ateísta. Aunque la guerrilla no presentaba combate, su existencia se fue potenciando con una serie de actos terroristas en diversas regiones: la voladura de un puente, el asesinato de un policía, la bomba puesta en una guardería, el ataque a un camión de pasajeros, el asesinato del jefe de Inteligencia

Militar, el asalto al palacio presidencial e!13 de marzo (1957), etcétera, etcétera. También se difundían circulares, anónimos o telefonemas con rumores alarmantes.

Sin embargo, todo eso podía mantenerse bajo control. Pero hubo un hecho que envalentonó a los terroristas y que desmoralizó al ejército y a la policia; Estados Unidos prohibió la venta de armas para el gobierno de Batista y logró que otros países tampoco se las vendieran. Ni siquiera pudo Batista recibir un lote de armas que ya estaba pagado.

El ejército veía con amargura que tenía rifles viejos de 1903, en tanto que los terroristas disponían de metralletas modernas. El ex presidente Prío Socarras (enemigo de Batista) patrocinaba el envío de armas y hombres desde Florida, y este contrabando no era interceptado por las autoridades norteamericanas.

Los actos terroristas iban en aumento. Hubo secuestros de norteamericanos; se chantajeaba a hacendados, industriales y comerciantes para que dieran dinero a la guerrilla. Cuando era capturado algún culpable, se hablaba de "represión". Las agencias internacionales de noticias explotaban hábilmente la sensibilidad pública.

El ex embajador Smíth relata que una vez fue a ver a Batista para pedirle que diera garantías a los residentes norteamericanos, y que Batista le contesto: "Viene usted a verme para que salve las vidas norteamericanas y proteja las propiedades norteamericanas. Es esta una obligación de Cuba, que sabré cumplir. Sin embargo, no puedo comprender por qué su gobierno se niega a vender armas a mi gobierno, que es amigo de ustedes y enemigo del comunismo. ¿Puede usted nombrar a otro gobierno amigo al que no quieran venderle armas?"

Smith fue al Departamento de Estado y le dijo al subsecretario William Wieland que Estados Unidos no podría llegar a tratar con Castro Ruz, pero el Departamento ya tenía un "enlace" con los castristas mediante el doctor Miró Cardona. La gran prensa americana seguía desfigurando lo que ocurría en Cuba y no publicaba el terrorismo de los castristas, que a veces colocaban bombas en una plaza pública, en un teatro o en un cine. Por el contrario, elogiaba a Castro Ruz, en extraña coincidencia con Radio Moscú.

Agrega el embajador Smith que en marzo de 1958 no había ningún apoyo para el gobierno constituido de Cuba, y sí una intensa propaganda en Estados Unidos contra Batista y a favor de Castro, el cual recibía armas desde Estados Unidos, Venezuela y México. "Los castristas -dice- tenían un desprecio absoluto para las vidas y propiedades norteamericanas. A pesar de ello, la prensa liberal y el Cuarto Piso del Departamento de Estado seguían simpatizando con los revolucionarios... A veces los corredores del 4o. piso estaban llenos de castristas, a quienes se les atendía amablemente". Cuando los guerrilleros tomaban algún poblado, Smith recibía instrucciones de Washington para que le exigiera a Batista que no bombardeara esa zona.

Pese a que en Cuba no había pena de muerte y a que frecuentemente los conspiradores presos eran indultados, los grandes medios informativos norteamericanos criticaban la "dictadura batistiana" porque suspendía las garantías individuales. Cuando éstas se restablecieron, "Castro intensificó el terrorismo. Muchachas que introducían bombas en los cines ocultándolas debajo de las faldas... Incendio de sembrados de caña con ratas a las que les prendían trapos amarrados en la cola... Secuestros, en total de 47 norteamericanos y tres canadienses... Las garantías individuales volvieron a suspenderse 45 días" ("El Cuarto Piso". Eari Smith).

Mediante secuestros, los castristas obtuvieron rescates por más de diez millones de dólares, más los fondos que recibían de la URSS y de otros países.
NADA DE COALICIÓN CASTRO AL PODER

En la clase alta de la sociedad cubana se temía a la extorsión de los terroristas y se pensaba que yéndose Batista la paz se restablecería. En la Acción Católica y en la juventud Obrera Católica -dice el ex embajador Smith-, había simpatizadores de Castro. Algunos no creían que fuera comunista y otros estaban desinformados por la propaganda "demócrata-cristiana", predecesora de la "teología de la liberación".

Había una fuerte corriente de opinión para que se formara un gobierno de coalición, pero el Departamento de Estado se opuso. Batista convocó a elecciones e invitó a presenciarlas a la prensa extranjera, a la ONU y a la OEA (Organización de Estados Americanos). Castro Ruz amenazó con fusilar a los candidatos y ametrallar casillas.

De todas maneras, las elecciones se efectuaron el 3 de noviembre de 1958. Fueron pacíficas y votó el 60% de la población, según estimaciones de la embajada americana. Ganó el doctor Andrés Rivera Agüero. Un hermano suyo fue asesinado por los castristas. Rivera pensaba convocar a una asamblea constituyente para abreviar su mandato y restablecer la armonía. El embajador Smith consultó al Departamento de Estado y éste dijo "no".

Días después el general Francisco Tabernilla Dolz, jefe de la aviación, y el general Río Chaviano, propusieron a Estados Unidos que diera su apoyo a una Junta Militar para salvar a Cuba del comunismo, previa salida de Batista y de sus allegados. Pero otra vez el Departamento de Estado dijo "no".

Batista propuso dimitir y salir al extranjero, a cambio de que Estados Unidos diera armas a un gobierno provisional para detener a Castro. Smith lo comunicó así al Departamento de Estado, pero este volvió a decir "no". Es más, le ordenó a Smith que notificara a Batista (el 31 de diciembre de 1958) que Estados Unidos consideraba terminado su gobierno.

El ejército, conocedor del modo de pensar de Washington, se estaba ya disolviendo. El general Tabemilla Dolz dice que realmente el ejército se entregó sin combatir, salvo pocas excepciones. Ya en la fase de desintegración moral un tren militar fue vendido a los castristas en 350.000 dólares, con todo y tropas.

Horas después de que Smith fe comunicó a Batista que en Washington se consideraba terminado su gobierno, Batista salió en avión a Santo Domingo, y después a la isla portuguesa de Madeira, pues el Departamento de Estado le negó la visa y no pudo reunirse con su familia en los Estados Unidos. Al parecer, no se quería que le hiciera sombra a Castro Ruz.

Cuando todavía era posible establecer un gobierno provisional sin Castro y sin Batista, el Departamento de Estado se había negado a dar su apoyo fundándose en que dicho apoyo sería considerado como "intervención", dice el ex embajador Smith. "Pero es el caso que intervenimos todos los días... Es difícil entender esta política desde un punto de vista norteamericano...Concediendo que Batista ya no fuera útil, la alternativa no tenía que haber sido Castro, nuestro enemigo. Y es necesario advertir que Castro no se habría encontrado en la situación de alcanzar el poder y no hubiera podido crear el medio para tomarlo sin la buena voluntad del Cuarto Piso".

Es extraordinario, pero Eisenhower ya no estaba cuidando los intereses de EE. UU. que aludían el presidente Jefferson y Cabot Lodge el siglo pasado, acerca de Cuba, sino los intereses de la expansión comunista.

Después de la salida de Batista, Castro Ruz tardó ocho días en llegar a la Habana. En su camino empezaron los fusilamientos de oficiales y soldados ya rendidos. En Santiago se abrieron zanjas con bulldozer para sepultar a centenares.

El líder cubano estudiantil, Suárez Rivas, refiere que los castristas llegaron a la Habana con rosarios y escapularios colgados al cuello, y careaban: "Revolución humanista", "pan con libertad", "la revolución es tan cubana como las palmas".

Una vez controlada la situación en La Habana, se efectuaron juicios en el Palacio de los Deportes, con miles de castristas que gritaban "al paredón", y el grito era un fallo inapelable.

Luego empezó la confiscación de inversiones norteamericanas por valor de mil millones de dólares, y de inversiones cubanas por más de siete mil millones.

El presidente Dwigt David Eisenhower decía seis y medio meses después de instalado Castro Ruz en el poder "las acusaciones de infiltración comunista en el gobierno de Cuba NO son fáciles de probar" (julio 15 de 1959). Y días después agasajaba en Campo David al dictador soviético Nikita Kruschev, quien durante esa visita les dijo a los americanos: "Vuestros nietos vivirán bajo el comunismo". Así pues, Eisenhower no le veía a Castro Ruz ningún rasgo marxista, pero entretanto Castro Ruz no cesaba de acumular pruebas: descuartizó al ejército y lo sustituyó con milicianos; acabó con el poder judicial; suspendió las garantías individuales; estatizó las tierras agrícolas y convirtió el calificativo de "contrarrevolucionario" en delito de alcances tan ilimitados que era un venero de terror.

viernes, 16 de enero de 2009

Extracto del libro "Entre la cruz y la espada" de S.B.E.

RASGOS BENEVOLENTES
HACIA EL MARXISMO

En cuanto Castro Ruz sintió consolidada su dictadura, mediante más de 20.000 fusilamientos de opositores (reales o presuntos) y el encarcelamiento de otros muchos miles, se lanzó contra el catolicismo. Cientos de sacerdotes fueron expulsados y se implantó una enseñanza pública categóricamente ateísta.

En esas circunstancias llegó a Cuba monseñor César Lacchi, nuncio apostólico, y dijo: "La Iglesia se ha dado cuenta de que la Revolución es irreversible... Por supuesto que Castro no es cristiano, ideológicamente: se ha declarado marxista leninista, pero yo lo considero, éticamente, un cristiano". Entre los fieles hubo desconcierto y decepción. Luego el Episcopado expidió una carta pastora (no firmada por algunos obispos}, en la que se exhortaba a los jóvenes a ir al corte de caña, como lo pedía Fidel, sin aludir a la situación de miseria y atropellos en que vivía el país.

La prensa dio gran publicidad a reuniones de Castro Ruz con monseñor Lacchi y el obispo de Camagüey, durante el corte de caña.

El poeta Armando Valladares, acusado de ser "contrarrevolucionario", estuvo preso 22 años en Cuba -al igual que otros muchos-, y cuando logró salir al extranjero dijo: "El colmo de todas aquellas declaraciones de Mons. Zacchi fueron las de que Castro era un hombre con profundos valores cristianos... Jamás se logró ya que la Iglesia Católica cubana levantara su voz para denunciar los crímenes o para pedir que cesaran los fusilamientos". ('Contra Toda Esperanza1, de Armando Valladares).

Para muchos católicos cubanos era inexplicable el abandono en que los dejaban sus pastores.
La estrella y la Espada tenían campo libre y el apoyo de casi todo el mundo. Todo había cambiado. ¿Por qué?..

En paralelo, el régimen recibía también la bendición de Logias y Sanedrines. EL Dr. lev Katz, del diario hebreo Haaretz, bendijo al castrismo y dijo: "Espero en América un cambio similar al ocurrido en Cuba
(26-VI-1964). Maurice Pertzweig afirmó que aquello era "una revolución humanista" con "plenas libertades". Fabio Grobart fue incluido en el Comité Central del Partido Comunista; Alfredo Yabur, en el ministerio de Justicia; Levi Farah, como alcalde de La Habana; José Esquenazi, en la contratoría del petróleo; Jaime Savuski, como portavoz oficial, etc.

RESCATE DE CHILE

Salvador Allende Gossen llegó a la presidencia porque el Partido Demócrata Cristiano (con influencia de Teología de la Liberación) le cedió todos los votos que había tenido en las elecciones. De origen hebreo, Allende Gossen acomodó en su Gabinete a Vuskovik, Toha, Shatton, Baytelman Alaluf Drekman, Lederman, Toha, Shatton y Baytelman. Alfredo Joignant empezó a formar un "batallón de degüello" para acabar con la oposición. Hubo importación de armas y se formaron grupos de "milicianos". Duante 22 días Castro Ruz estuvo en Chile conferenciando con Allende.

La comunización de Chile iba a tal velocidad que en menos de dos años se sufría desabasto de todo y había "colas" hasta para comprar pan o medicinas. La enseñanza pública fue encauzada hacia el marxismo leninismo.

En ese ambiente resultaba extraño que el cardenal Raúl Silava Henríquez se mostrara partidario de Allende porque "en al socialismo -dijo- hay valores evangélicos". Varios sacerdotes lo secundaron y otros se resistían.

En vísperas de que Allende aplicara el Plan "Y" para desplazar el Ejército y proclamar que Chile se convertía al marxismo, el general Augusto Pinochet encabezó un golpe que derrocó a Allende.

La caída de Allende (comunista y de origen hebreo) y el ascenso de Pinochet (anticomunista y católico), enfureció mundialmente a los comunistas.
Luego hubo críticas contra Pinochet hasta del embajador estadounidense, Henry Barnes Jr., secundado por el subsecretario del Departamento de Estado de Washington, Elliot Abrams.

El Episcopado chileno protestó porque Pinochet les vedó los medios de difusión a los comunistas. El régimen decía que si la idea marxista llegaba a vencer, terminaría con todas las demás ideas.

En fin, Pinochet acabó por convocar a un plebiscito y entregó el poder pacíficamente. Pero el "crimen" de haber levantado su Espada (junto con la Cruz) en contra .de la Estrella, no termina todavía de pagarlo. Ni terminará nunca.
Pues bien, acerca de Cuba y Chile se han planteado interesantes preguntas:

1.- Si el marxismo es la ideología que más hambre, injusticias y muerte (cien millones de vidas) ha causado en el mundo, ¿ya es aceptable envuelto en Neoliberalismo?

2.- Si el marxismo fue declarado por la Iglesia como "intrínsecamente perverso", y excomulgados sus seguidores, ¿esto ha sido derogado?

3.- El "cambio" es sostenido únicamente por la Teología de la Liberación (descendiente del Modernismo que la Iglesia condenó como "la suma de todas las herejías") o es una modificación substancial de la Fe?

4.- ¿A la ideología marxista se le absuelve de todo, y se le legitima su beligerancia debido al origen racial de sus creadores y de sus actuales padrinos?

viernes, 12 de septiembre de 2008

El Judio-Internacional detras de Fidel.






La “Cubita” de Fidel

“El 26 de Julio de 1956 fracasó un asalto contra el cuartel Moncada, en Santiago de Cuba. Fidel Castro – que ya en 1948 había participado en el golpe comunista de Bogotá- cayó prisionero, fue indultado por Batista, y reanudó su conspiración en La Habana. En 1955 se trasladó a México, en donde tuvo el amparo de eminentes políticos masones y junto con 60 hombres recibió instrucción de guerrillero en el rancho de Chalco, Estado de México, de parte del sefardita Alberto Bayo. El 25 de noviembre (1956) zarpó de Tuxpan :en el yate "Gramma", provisto de armas y parque, desembarcó en Cuba, fue bendecido por la Logia "Juventud en Evolución" y se es­condió en la Sierra Maestra, en compañía de cabecillas rojos tan co­nocidos internacionalmente como el judío argentino Ernesto "Che" Guevara Lynch, que al igual que Castro Ruz estuvo fingiéndose ca­tólico.
Inmediatamente después los agentes fidelistas comenzaron a colo­car bombas en cines, estaciones, etc., para matar gente inocente y provocar escándalo y terror. Al mismo tiempo altos círculos de Wash­ington lograban que se prohibiera la venta de armas y municiones al . gobierno de Batista, en tanto que Castro Ruz las recibía de contra­bando, un contrabando que la flota americana "no pudo" impedir en el reducido tramo del Estrecho de Florida.

A continuación el periodista judío-americano Herbert Mattheus entrevistó a Castro Ruz en su escondite de la sierra y el poderoso periódico "The New York Times", también judío, lo aclamó como un adalid de la democracia y la libertad. Lo secundaron- otros muchos diarios y revistas judías, la Sociedad Interamericana de Prensa (de igual inspiración) y las agencias informativas de Prensa, hasta formar­le una aureola de heroísmo.

Manipulada ya la "opinión pública" —es decir, DESINFORMADA—, el tercer acto corrió a cargo del Embajador de Eisenhower, Earl T. Smith, que presionó a los jefes militares para que negociaran con Castro Ruz. Conseguido esto, el propio Smith se entrevistó con Batista y con el ministro de Relaciones. "El embajador pidió disculpas por lo que iba a decir —refiere Batista— y nos dijo..., que Wash­ington consideraba terminado mi Gobierno".
El régimen rodó así por el suelo y el pueblo cubano creyó hallarse ante el milagro de un heroico David que había vencido al gigante Goliat, y lo aclamó alborozado.

Detrás de todo ese teatro gigantesco resurgió en Cuba el Partido Comunista y los líderes rojos se acomodaron en el ejército, en las cen­trales obreras y en toda la administración. Su triunfo lo celebraron simbólicamente con matanzas colectivas de prisioneros y luego con ejecuciones sumarias de más de 600 reos.

La American Red Mogen David for Israel, de Nueva York, demostró inmediatamente sus simpatías por el castrismo (que en tres días ma­taba más gente que la Inquisición en tres siglos) y la Nicaro Nickel del gobierno americano, el Banco de Boston, el National City Bank of New York y otras poderosas instituciones le adelantaron dinero a cuenta de impuestos. En seguida Castro Ruz afirmó su dominio median­te armas que recibió de Estados Unidos y Noruega, y después de Luxemburgo, Bélgica y la URSS.”

Durante su lucha por el Poder, Castro Ruz tuvo la ayuda de nume­rosos "demócrata-cristianos" que ahora se hallan ya identificados co­mo marxistas. Por ejemplo, José María Aguilera, actual ayudante del líder máximo de la CTC; José Uanuza, Ministro del Deporte; Andrés Vilariño, jefe de la Universidad de La Habana, y otros de menor al­curnia. Hubo también numerosos católicos cuya buena fe cayó en las asechanzas de los emboscados y que cooperaron con el castrismo.

Resulta que la primera fase del procomunismo en Iberoamérica se está disfrazando de catolicismo o de humanismo, pero a medida que avanza va revelando su esencia anticristiana. En cuanto Castro Ruz se sintió con suficiente fuerza armada expulsó del país a 110 sacerdo­tes y a cientos de monjas. Suprimió los colegios católicos y comenzó a implantar clases de ateísmo.

Por ejemplo, se indicaba a los párvulos que rezaran y pidieran a Dios unos helados porque hacía mucho calor. Después de una hora los helados no llegaban y entonces se le indicaba a un alumno que los pidiera telefónicamente a Castro o a algún otro jefe comunista, y los helados llegaban en veinte minutos. Eso era una prueba palpable de la inexistencia de Dios y de la benevolente existencia de Castro.


El jefe de la Fuerza Aérea Cubana, Pedro Luis Díaz Lanz, huyó a Es­tados Unidos y denunció pormenorizadamente la comunización de su país. Y ante el deseo público americano de que se rescatara a Cuba del bolchevismo, el Presidente Eisenhower dijo el 15 de julio (1959): "Las acusaciones de infiltración comunista en el Gobierno de Cuba no son fáciles de probar".

El primero de septiembre de 1960 el senador americano James Eastland reveló que una investigación practicada por la Subcomisión de Seguridad Interior, del Senado, demostraba que "el Departamento de Estado americano había derribado a Batista e instalado a Cas­tro Ruz como dictador de Cuba, obrando con pleno conocimiento de causa, a sabiendas de que era marxista y de que había asesi­nado en Bogotá —1948— a un cura y dos monjas... La persona que realizó la deposición de Batista fue el embajador norteame­ricano en Cuba, Earl Smith".

El ex embajador Smith declaró ante la Subcomisión Senatorial de Seguridad que él había informado al Departamento de Estado acerca de la inclinación comunista del guerrillero Castro Ruz, pero que se le dieron instrucciones de quitarle a Batista todo apoyo. "Ayudamos a derrocar la dictadura de Batista, que era proamericana, sólo para ins­talar la dictadura de Castro, que es prosoviética". Agregó Mr. Smith que las leyes americanas de neutralidad se habían aplicado escrupu­losamente en perjuicio de Batista, pero no de Castro Ruz. Rubbotom era uno de los funcionarios del Departamento de Estado más compro­metidos en estas traiciones.

El ex embajador americano en México, Robert C. Híll, también de­claró ante ei Senado que el Departamento de Estado había apoyado el ascenso de Castro Ruz y que "la libertad de todo el Hemisferio Occidental esté en grave peligro si no se hace algo en relación con Cuba".

Entretanto, ya montada su maquinaria de terror, Castro Ruz acele­raba en 1960 el plan internacional de comunizar a Cuba como base para la comunizacíón de todo el bloque iberoamericano. El laicismo escolar ha sido sustituido por la educación procomunista. La "Reforma Agraria" va suprimiendo la pequeña propiedad y se encamina al es­tablecimiento del "koljós" soviético. Las elecciones han sido proscritas. Toda oposición al régimen o todo movimiento anticomunista es califi­cado de "antirrevolucionario" y puesto fuera de la ley.

Especialistas judíos procedentes de la URSS, de Polonia y de Ale­mania Oriental, y peritos de China Roja, han entrado en gran número a Cuba y sin exhibirse estén trabajando silenciosamente en la organi­zación del nuevo Estado, en el Instituto de la Reforma Agraria y en la Policía, en tanto que un número creciente de jóvenes cubanos es enviado a comunizarse en la URSS. El control estatal de la contratación 'del trabajo comienza ya a perfilarse para acabar con el obrero independiente. Las huelgas están prohibidas.

Una poderosa maquinaria de publicidad va surgiendo para desinformar, confundir y controlar las mentes de la masa, incluso con el nuevo sistema de la sugestión sub­consciente.

La organización S-2 (asesorada por judíos-rusos) infiltra agentes es­pecializados en todas las actividades sociales, muchos de ellos disfra­zados de oposicionistas al régimen, con el objeto de descubrir los nú­cleos de resistencia y liquidarlos.

Durante 1960 hubo en Cuba tres pastorales contra la subyugación comunista del país—una de ellas colectiva, en el mes de agosto—, y ninguna ha recibido la menor muestra oficial de simpatía en los, 20 países de la Organización de Estados Americanos, que se ostentan tan amantes de la libertad en toda nación donde la libertad se halla limi­tada con perjuicio de los rojos, pero no donde se halla suprimida en beneficio de ellos.

Es significativo que Maurice L. Perlzweig, representante del Con­greso Mundial Judío ante la ONU, estuvo en Cuba en enero de 1960 y declaró entusiasmado: "Hablaré la verdad de Cuba y de su revolu­ción humanista porque le haré justicia afirmando que aquí hay plenas libertades". (I)

Ante la creciente presión de círculos americanos ajenos a la conspi­ración marxista, Eisehhower promovió una reunión de los 21 países de
(1) "Vida de México": enero 8 de 1960.—Publicación israelita editada en México.

América, en San José, Costa Rica, para discutir el caso de Cuba pero la acción fue desviada hacia un rompimiento colectivo con la República Dominicana, y a Castro Ruz no se le tocó ni con el pétalo de una rosa. (A la República Dominicana se le acusó de intervenir en Vene­zuela, pero es el caso que Castro Ruz había intervenido impunemente en Panamá, en Nicaragua y en la propia República Dominicana, y des­pués b hizo también en Venezuela y Guatemala alentando abiertamente el sabotaje 'y la subversión).El senador Alien J. EUender (agosto 24 de 1960) censuró la política de Estados Unidos en dicha ¡unta y la señaló como encaminada a la bancarrota del país y al nacimiento de otra tiranía roja en la República Dominicana. El prominente senador James O. Eastland –presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos— agregó que todo era obra del "mismo grupo" de traidores del Departamento de Estado americano que había entregado Cuba al comunismo.

Para proteger al marxismo en Cuba se ha hecho ondear la patraña de la-"no intervención", principio que ¡arnés se practica cuando se trata de acosar y derrocar a regímenes no gratos al marxismo. En mo­mentos en que el comunismo internacional está interviniendo en contra del pueblo cubano, no es válido que América se cruce de brazos con el pretexto de la "no intervención". En este caso a "no intervención" es sólo el ropaje de la complicidad con el marxismo.

El 19 de febrero (1961) el Senado americano reveló un testimonio en que el ex embajador William D. Pauley relata pormenorizadamente una serie de traiciones cometidas en los últimos 12 años para propiciar el avance comunista en Asia y en Iberoamérica. Pauley acusó concre­tamente a James E. Webb, luego funcionario de Kennedy, a William Wieland, funcionario del servicio diplomático, al periodista Herbert Matthews, al líder obrero George Michanovslcy, y a algunos otros.

En vísperas del cambio de poderes en Estados Unidos (fines de 1960 y principios de 1961) se hacían planes en el Pentágono (Alto Mando de las fuerzas armadas norteamericanas) para ayudar a los anticomu­nistas cubanos. Al mismo tiempo en La Habana decenas de millares de personas gestionaban visas para emigrar. En ese crítico momento Eisenhower. rompió relaciones con Cuba, y como esto no fue seguido de ninguna otra acción, sólo benefició a Castro Ruz, pues por una parte apaciguó a los auténticos anticomunistas norteamericanos y por la otra frustró la emigración de cientos de miles de cubanos. Ahora sólo unos cuantos logran asilarse en las 6 embajadas que quedan en La Habana o escapar en lanchones.

Los aprestos de algunos jefes militares americanos para ayudar a los cubanos que tratan de liberar a su país continuaron adelante, pero a principios de abril fue detenido en Florida uno de los más activos jefes cubanos, o sea Rolando Masferrer, y el día 12 Mr. Kennedy presentó tal cosa como un escarmiento para quienes soñaron en "montar una ofensiva contra el gobierno de Fidel Castro".

A pesar de ese tropiezo, 5 días después se inició la expedición libertadora, pero sólo partió la columna de 1.200 cubanos que se hela­ban en las islas de Grand Corn y Little Corn, y no los 7,000 que de­seaban hacerlo desde Florida y que fueron inmovilizados por ordenes de Kennedy, quien invocó las leyes de "neutralidad". Además, se im­pidió que radiaran órdenes al movimiento de resistencia en Cuba, de tal manera que éste no pudo iniciar un levantamiento en coordinación con el débil desembarque libertador de Bahía de Cochinos. Y por si eso no bastara, Kennedy canceló a última hora el apoyo aéreo que el Pentágono había ofrecido a los anticastristas, de tal manera que éstos quedaron a merced de los tanques y aviones soviéticos y fueron aplastados. Ni siquiera permitió Kennedy que en la operación participaran los aviones cubanos anticastristas que poco antes habían huido de Cu­ba, y tampoco permitió que acudieran aviones a última hora a rescatar a los expedicionarios, por lo cual todos fueron capturados. Al mismo tiempo el movimiento de resistencia cubano, desorientado por la intercepción de órdenes realizada en Florida, cayó en poder de Castro Ruz, el cual detuvo a 250,000 personas y las encerró hasta en teatros y campos deportivos. .

Kennedy calmó luego a la opinión pública americana diciéndole que él asumía la responsabilidad de lo ocurrido y que una nueva acción se realizaría para liberar a Cuba, lo cual no cumplió. El presidente del comité nacional del Partido Republicano, Mr. William E. Miller, dijo el 11 de junio que al cancelar Kennedy a última hora el apoyo aéreo a los anticastristas, había condenado la operación al fracaso. Esto lo reiteró el senador Hugh Scott. Y el senador Rusell B. Long agregó que Kennedy había sido influido desastrosamente por su consejero Stevenson, cosa que reiteró el escritor americano Nathaniel Weyl. ("La Es­trella Roja Sobre Cuba").

Así fue frustrada, desde la Casa Blanca, la liberación dé Cuba. Las PALABRAS contra Castro Ruz valen bien poco mientras vayan segui­das de ACTOS EN SU FAVOR.

Ninguno de los numerosos levantamientos ocurridos en Cuba desde 1960 ha contado con la ayuda del Departamento de Estado americano, no obstante que hubiera sido facilísimo apoyarlos desde la base ame­ricana de Guantánamo, establecida en Cuba. En cambio, se ha dado apoyo a falsos anticastristas para que provoquen divisiones entre los propios exiliados. Para liberar a Cuba bastaría con dar público y de­cidido apoyo político y militar a la población anticastrista. Por el con­trario, el Departamento de Estado americano se ha convertido en pro­tector de Castro.

Mientras tanto, van estrechándose más las cadenas alrededor del pueblo cubano. La vieja creencia de que un régimen no se sostiene contra la oposición de las mayorías no es ya válida bajo tas tiranías rojas que han .tecnificado terror y propaganda para la subyugación de las masas.

Peritos llegados de la URSS se han encargado de esa tarea en Cuba y entre elfos figura Fabío Grobart, judío polaco entrenado en Moscú, cuyo verdadero nombre es Abraham Zincowich, con más de veinte años de residencia en Cuba. Zincowich actúa desde las sombras y co­locó como jefe del Partido Socialista Popular (comunista) a un hombre de su confianza, Blas Roca, llamado en realidad Francisco Calderio. Así las cosas, resulta muy natural que el Congreso Judío Mundial reu­nido en Ginebra declarara el 20-de diciembre (1961) que "en Cuba no hay antisemitismo... al contrario, estamos satisfechos porque el régimen en el poder esté dedicado a suprimir toda forma de discrimi­nación racial". Igualmente explicable es que (enero 18 de 1962) la Fe­deración de Entidades Culturales Judías de Argentina hiciera una exportación para que no se adoptara ningún acuerdo contrario al ré­gimen marxista-leninista de Castro Ruz. Y en marzo el Presidente del Congreso Judío Mundial, doctor Nahum Goldman, declaró que la co­munidad judía de Cuba no tenía nada que sentir del castrismo.

Por otra parte, como consecuencia de la alarma continental, porque la desventurada Isla es un arsenal de armas, propaganda y agitadores para la comunización de Iberoamérica, en enero cíe 1962 se efectuó en Punta del Este, Uruguay, una segunda asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) para juzgar al castrismo. Pero en vez de acordarse un rompimiento colectivo de relaciones diplomáticas y comerciales (como se había hecho con Trujillo en 1960) sólo se excluyó a Cuba de la OEA, lo cual prácticamente no significa nada, pues su acción sobre Iberoamérica no la ejerce a través de la OEA, sino de sus propios agentes conspiradores y embajadas.

A mediados de 1962, mientras que el pueblo cubano sufría un ra­cionamiento de víveres más desesperante, mientras los reos políticos aumentaban a cien mil y los fusilamientos proseguían, en los círculos patrióticos de Estados Unidos comenzó a aumentar la inquietud por la creciente llegada de armas y peritos-militares soviéticos a Cuba. Ken­nedy pretendió adormecer esa inquietud diciendo que Castro sólo recibía "armas defensivas", pero el Pentágono (fuerzas armadas nor­teamericanas) produjo una terrible conmoción en octubre al demostrar que se trataba de bombarderos y cohetes atómicos cuyo radio des­tructivo abarcaba Estados Unidos, México Panamá. Repentinamente el caso Cuba pasó de ser problema político a ser problema militar y esto dio oportunidad a los militares americanos para intervenir más en la crisis, al grado de que Kennedy y hasta sus consejeros judío-marxistas se vieron presionados y dando un rápido cambio hablaron dura­mente contra Castro.

Krushchev había dicho (julio 9 de 1962) que si '-'las fuerzas agresivasdel Pentágono" se atrevían a actuar en Cuba, haría llover cohetes atómicos contra Estados Unidos, pero su baladronada se vino abajo el domingo 28 de octubre al enterarse de que ya estaban embarcándose tropas americanas para liberar a Cuba en la noche de ese día. Inmediatamente Kruschev ofreció retirar sus cohetes atómicos de Cuba, ya sin la condición que había puesto 48 horas antes, de que el Pentágono abandonara sus bases en Turquía. Fue una media vuelta completa, ridícula después de las amenazas de julio, y demostró que el comunismo no puede hacer frente a una acción decidida y autentica de Norteamérica.

Tras el ridículo de Krushchev, los pro-comunistas del Departamento de Estado americano y el grupo rooseveltiano entraron al "quite", ale­gando que "ya no era necesaria" la acción que los militares tenían pre­parada para desembarcar en Cuba, sacaron el problema de la esfera militar y lo regresaron a la esfera política, en donde la ONU pudo in­tervenir nuevamente en favor de Castro. Kennedy aprovechó la co­yuntura para ofrecerle a Krushchev que no apoyaría ni permitiría nin­gún movimiento para liberar a Cuba. El comunismo sacrificó prestigio y algunos cohetes en Cuba, pero logró sortear la crisis de octubre-novíémbre y conservar esa base contra el hemisferio occidental.

Los más salientes sucesos a este respecto, en 1963 y 1964, pueden sintetizarse en los siguientes puntos:

31 de enero de 1963. Hay cerca de treinta mil soldados soviéticos de ocupación en Cuba.
30 de marzo. Los departamentos de Estado y de Justicia de E. U. anuncian que impedirán todo acto hostil contra Castro Ruz, desde territorio americano. (Luego se anuncia que serán castigados los americanos que ayuden en dichos actos).

1° de abril. Inglaterra secunda la política de Kennedy contra los cu­banos anticastristas.

10 de abril. Kennedy presiona a la Asociación Internacional de Esti­badores para que cese su boicot contra los barcos que llevan ayuda al régimen castrista.

8 de mayo. Muy blando con Castro, Kennedy muestra mano de hie­rro acerca de las dificultades entre israelíes y sirios, al anunciar que "en caso de agresión o preparación de agresión directa o indirec­ta", apoyaría a Israel a través de la ONU y tomaría "otras me­didas por nuestra cuenta".

20 de mayo. Pesqueros soviéticos llevan armas y agentes a diversos países de Iberoamérica.

22 de mayo. Los cubanos fusilados (con juicio y sin juicio) ascienden a 7,121, además de 2.862 muertos en guerrillas. Otros 81,706 se hallan presos y veinte mil mis desaparecieron y no se conoce su suerte.

5 de junio. Nuevas evidencias en la Agencia Central de Inteligencia, de Estados Unidos, de que aún hay cohetes soviéticos de gran al­cance en Cuba.

7 de agosto. Policías cubanos y tropas soviéticas frustran un levan­tamiento contra Castro. Muchos oficiales y marinos cubanos son detenidos.

Septiembre y octubre. Nuevos guerrilleros y desembarques anticastristas en Cuba. No recibieron ningún apoyo exterior y fueron com­batidos por milicianos de Castro y por tropas soviéticas. Octubre. Estados Unidos permite que barcos de países occidentales lleven ayuda al régimen castrista. Se deroga el boicot económico que ¡amas llegó a aplicarse íntegramente.

Enero a junio (1964). Con base en la ayuda que la Casa Blanca da a la dictadura soviética, Inglaterra, Francia y otros países auxilian comercialmente a la dictadura castrista. La flota inglesa impide nuevos ataques de anticastristas. Se restringe la vigilancia aérea y marí­tima de E. U. sobre Cuba. Millares de dinamiteros y agitadores son entrenados en la isla para activar la conspiración en Iberoamérica. Juana Castro Ruz, hermana del dictador, huye a México y ratifica que su país vive bajo el terror comunista (junio 29). Agosto (día 18). El Dr. Zev Katz, editorialista del diario "Haaretz" y miembro del comité central del Partido Liberal Israelí, asistió a las fiestas castristas del 26 de julio y declaró en La Habana: "Espero en América un camino similar al ocurrido en Cuba, dado que la polí­tica actual en el hemisferio sólo se encamina a beneficiar los intere­ses de Estados Unidos".
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Agosto de 1964 a diciembre de 1966, Continuó la represión en todas sus formas, el terror y el racionamiento. Se acentuó la enseñanza anticatólica. En un congreso Tricontinental se acordó impulsar la subversión en Iberoamérica y consecuentemente se instaló una es­cuela de terroristas y saboteadores, dirigida por peritos soviéticos a las órdenes de Jaroslav Valenlcezsky. El Fondo Especial de la ONU, a cargo de Paul Hoffman, siguió prestándole ayuda a Castro Ruz. Este afirmó (diciembre 12 de 1966) que en octubre de 1962 celebró un pacto secreto con la Casa Blanca, según el cual EE.UU. se com­prometió a no apoyar ningún movimiento tendiente a cambiar el ré­gimen cubano.